Me está encantando clavarle agujas a este muñeco, no me canso, lo repito una y otra vez, tengo que buscar un lugar donde no esté todavía perforado. No me siento satisfecho y vuelvo a empezar. Lo hago con cuidado, minuciosamente, buscando el punto exacto donde insertar la aguja, el pobre tiene los brazos destrozados, también las piernas, el torso y la cara. No soy el único que lo agrede de esta manera tan cruel, sufre las punciones e incisiones de unos y otros, de torpes y hábiles, todos los que pasan por aquí lo machacan, duran poco los muñecos en las prácticas de enfermería
No hay comentarios:
Publicar un comentario